jueves, 7 de julio de 2011

METODO IPLER

R... EVISAR
E...XPRESAR
L...EER
P...REGUNTAR
I...NSPECCIONAR

El estudio es un proceso que debe realizarse en diferentes fases para que sus resultados sean óptimos, no obstante tener las condiciones adecuadas para estudiar, leer eficientemente, saber tomar apuntes o tener una buena disposición para hacer un trabajo, hay necesidad de utilizar ciertas técnicas que posibiliten el aprendizaje. Los métodos son muy variados, usted, mismo podrá hacer cambios en su método de estudio cuando descubra que un procedimiento, le es más eficaz que otro. Manejar una técnica de estudio facilita una disciplina personal, familiar y laboral, que conduce hacia el progreso común y el desarrollo de las personas. Una técnica o método debe servirle al estudiante para aprender mucho más sobre un tema, apropiándose de unos instrumentos valiosos para su vida presente y futura.
El método IPLER, consta de cinco aspectos importantes, a través de estos podrá obtener mayor rendimiento en sus estudios.
 INSPECCIONAR... Consiste en dar una mirada rápida al material objeto de estudio para que tenga una idea general de lo que va a leer, lea los títulos de cada tema, si encuentra un resumen, léalo, observe fotografías, gráficas, mapas y tablas de signos convencionales. Esto sirve para organizar el estudio, relacionar los temas entre sí y comprender mejor los contenidos.PREGUNTAR... Consiste en formularse preguntas sobre el tema que se va a leer. ¿Cómo expondría yo este tema?, ¿Cómo definiría yo este concepto? Después de ojear, convierta los títulos y subtítulos en preguntas, si el tema tiene cuestionarios, léalos... esto le sirve para despertar la curiosidad, estimular la atención y concentración y para prepararse para las evaluaciones ya que una de esas preguntas podría ser punto de un examen.
INSPECCIONAR Y PREGUNTAR FORMAN EL PERIODO DE CALENTAMIENTO HACIA EL ESTUDIO LEER... Implica la lectura del texto, consta de percepción visual y la comprensión mental de lo que se lee. Se debe leer párrafo por párrafo, señale las ideas principales, utilice diccionarios para términos desconocidos, lea todo, las gráficas y mapas, le permitirán una mayor comprensión del tema.
EXPRESAR... Consiste en repetir con sus propias palabras lo leído, puede ser mentalmente, oralmente o por escrito. Repita los pasos anteriores, pregunte, lea y luego exprese con sus palabras lo leído. No olvide elaborar un resumen con las ideas principales. Esto le sirve para comprobar si ha entendido lo que leyó, autoexaminarse, asimilar y retener el material estudiado.
REVISAR... Consiste en repasar para verificar si lo que estudió es igual a lo que expresó. Para ello debe tener en cuenta los siguientes pasos:  Repase lo que estudió mirando sus propios resúmenes.  Tenga muy presente las pregunta que se hizo anteriormente, las ideas que subrayó los conceptos y las gráficas. Este paso es fundamental en su aprendizaje, le sirve para aclarar dificultades y dudas, le ayuda a adquirir mayor seguridad para las evaluaciones, refuerzas los contenidos y le permite comprobar si ha perdido el tiempo o lo aprovechó.


Desea tener una técnica adecuada para memorizar:



Ventajas 

  •  obtener el resultado deseado
  • concentrar todos los recursos personales en la capacitación y asimilación de datos, relaciones y técnicas, con el objeto de llegar a dominar un determinado tema o problema.
  • Aprender a formular preguntas y respuestas durante el proceso de la lectura de un texto
  • Retención de conceptos en la memoria.
  • MEJORA LA EVOLUCION académica del estudiante y el desarrollo de actividades de análisis se realizan con mayor efectividad.

                        Desventajas
  •     La única que percibo es que se hace necesario disponer de tiempo y concentración máxima para obtener un buen resultado.




PANICO ESCÉNICO????




La vergüenzabochorno o como quieran llamarla es una sensación tan desagradable que a cualquiera le produce temor experimentarla. Más a una edad en la que nos resulta tan importante el qué dirán.Por eso imagínense salir al frente en una exposición o show escolar, con todos los ojos puestos sobre nuestro desempeño. Sí que es para que se nos acelere el corazón, nos flaqueen las piernas, tengamos ganas de salir huyendo o hasta nos desmayemos.
Estos y otros síntomas corresponden a lo que en el mundo de las tablas se conoce como “pánico escénico”, que en realidad es una reacción física producto del estrés por estar expuestos a una situación en la que nos sentimos altamente vulnerables.
Ojalá que en esos momentos pudiéramos tener pintura invisible o una pastilla de chiquitolina para que nadie nos vea. Sin embargo, hasta que dichos artilugios se inventen solo nos queda hacer de tripas corazón y afrontar las cosas con valentía.
No es que haya un secreto exacto para eliminar el miedo a “salir a escena”. Hasta diría que es algo natural y que aumenta conforme se acerca el acontecimiento que nos pone los nervios de punta. Pero pensándolo bien, puede resultar beneficioso si sabemos controlarlo y dirigir nuestra energía acumulada a dar lo mejor de nosotros.


La clave de todo está en la mente. Aunque suene cosa de locos, podemos imaginarnos que se trata de un juego virtual o de un cómic del que somos los personajes principales. O simplemente que no lo hacemos por obligación sino por diversión y que no hay nada qué perder (al menos funciona para mí).
Claro que también ayuda alguna infusión tranquilizante como la manzanilla o el té de tilo. Y por supuesto, unos buenos masajes antes de que empiece el “show”. Sea cual sea nuestra actuación, siempre nos hará ganar experiencia y en la siguiente ocasión tendremos mayorconfianza en nosotros mismos para hacerlo mejor. Como ven, no hay por qué temer. O mejor dicho, se puede controlar fácilmente.   


El público se hace escuchar desde la sala. El texto que en los ensayos dominaba sin apuntador comienza a desordenarse en su cabeza. Mientras se acerca al escenario, las manos le sudan y una vergüenza incontrolable se mezcla con una gran dosis de ansiedad, autoexigencia, impotencia y miedo a que se abra el telón. Otro ataque de pánico escénico puso su mente en blanco en el momento menos indicado.
"Quienes transitamos los escenarios entendemos como pánico escénico a la situación de estar afectado por un gran miedo paralizante en el momento de aparecer frente al público", comentó la flautista Gabriela Conti, que desde 1995 estudia cómo manejar estas emociones en escena.
Pero esta situación, en la que la mente se ve desbordada por sensaciones que la traicionan de pronto, no sólo ocurre sobre el escenario. También puede ponernos en apuros al enfrentar una entrevista laboral, declararle los sentimientos a otra persona, pedir aumento de sueldo, rendir un examen oral o tener que proponer un brindis en familia...
"Por pánico escénico se entiende la experiencia de sufrir una inhibición psicológica que perturba la posibilidad de desempeñarme en el rol que estoy ejecutando. En sus formas más intensas, se da en situaciones con muchos testigos u observadores de mi «performance». Pero también ocurre en la charla con un amigo al que le quiero comentar algo y no lo puedo hacer por temor a qué dirá", explicó a LA NACION el médico psicoterapeuta Norberto Levy, creador del método de autoasistencia psicológica vigente desde hace 30 años.
Sea cual fuere la situación en la que se produce el pánico, destacó el doctor Levy, hay un elemento causal común: la evaluación que uno hace de sí una vez realizada la acción. "Si interiormente tengo un evaluador crítico que me abruma, descalifica y desvaloriza, esto se convierte en la causa de mi temor -explicó-. En cambio, cuando puedo producir un juicio que aún señalando mis errores me enriquece, no le temo tanto al juicio de los otros porque me apoyo y confío en mi propio juicio: sé que no a todos los va a gustar lo que haga."
Es que cuando ese evaluador interior que todos tenemos dentro es excesivamente desvalorizador, la persona recurre al juicio ajeno para neutralizar la autodescalificación. "Cuando uno es adulto, la función de evaluador que en la infancia tenían los padres, ahora la tiene dentro de sí y seguirá reproduciendo el modelo que experimentó", comentó el doctor Levy.
Pero para resolver el pánico a la exposición no es necesario rastrear su origen en la infancia. Basta con recrear un diálogo interno equilibrado entre evaluador y evaluado.
"El evaluador maduro es el que reconoce mi error y facilita el aprendizaje de la experiencia. La persona autoexigente, en cambio, es la que se castiga a través de críticas, acusaciones y descalificaciones. Este es el evaluador inmaduro que genera el miedo paralizante en una persona que está llena de inhibiciones en la vida por la amenaza del castigo interior."
Síntomas incontrolables
¿Cuáles son los síntomas fuera de todo control que activan señales de alarma para incomodarnos a último momento? Irónicamente, el pánico escénico arremete contra aquello que más vamos a necesitar, como la voz, las manos, las piernas...
"En músicos, actores, cantantes y bailarines observé que se manifiesta en el lugar del cuerpo que más afecta la tarea -señaló Conti-. Los ejemplos claros son que un cantante sienta falta de tonicidad en el diafragma y se le aflojen las piernas; que un violinista sienta temblor en el brazo que lleva el arco; que a un flautista le castañeteen los dientes, o que a un guitarrista le suden las manos. Estos síntomas, con el tiempo también pueden producir afecciones físicas, ya que es común encontrar artistas con problemas posturales, contracturas, tendinitis o nódulos en las cuerdas vocales."
Pero a no preocuparse porque no todo está perdido. Esas señales se pueden manejar si se aprende a reconocerlas. ¿Cómo? Prestándoles atención a las sensaciones displacenteras. "Pues por pequeñas que sean, son un aviso -dijo Conti, que logró manejarlas-. Ignorarlas, anestesiarlas o menospreciarlas agravará la situación. El miedo ignorado grita cada vez más fuerte para ser escuchado y aparecerán síntomas físicos".
En definitiva, según parece, no se trata de intentar controlar la situación, sino de indagar el origen interno del temor. "Sería como tratar de poner un dique que se verá rebalsado -apuntó la artista-. Incluir la variable control lleva a incluir su opuesto, el descontrol. En ocasiones, quien padece este pánico se avergüenza de ello y demora en consultar. También es frecuente que reciban respuestas tales como «tratá de que no se note», «disimulá» o «nadie se va a dar cuenta», que no resuelven el miedo y lo vuelven más complejo. Consultar con un profesional ahorrará un sufrimiento que tiene solución."

<COMO HABLAR EN PUBLICO>